Falsos mitos dentales que debes conocer (II)
06, Jul, 2017 en Odontología
Hace unas semanas publicábamos un texto sobre ciertas creencias del mundo de la odontología que están muy extendidas pero no son del todo ciertas. Algunas no tienen importancia, pero otras pueden acarrear ciertos riesgos a nuestra salud bucodental. Hoy seguiremos la estela de ese artículo y desenmascaremos nuevos mitos. Os enumeramos otros cinco:
- Los blanqueamientos dentales debilitan el esmalte. Esta afirmación no es del todo cierta. Es verdad que existen ciertos tratamientos dentales que si practican en casa y sin la supervisión de un profesional pueden realizarse de forma incorrecta o utilizando sustancias corrosivas que pueden acabar dañando el esmalte. Pero si el blanqueamiento se realiza en una clínica dental de confianza y bajo la supervisión de un especialista no hay ningún riesgo.
- Si no te duele nada no hace falta acudir al dentista. Falso, la prevención es básica para mantener la salud bucodental. En ocasiones dolencias tan comunes como las caries no causan dolor al paciente hasta que están muy extendidas y han causado otro daño mayor. Por eso siempre recomendamos hacer al menos una visita anual al dentista que valore nuestra situación y puede detectar cualquier enfermedad a tiempo.
- Los niños no deben lavarse los dientes. También es mentira. Los niños, al igual que los adultos, manchan sus dientes al comer y tienden a acumular placa bacteriana en su boca. Si a eso le añadimos que suelen consumir más cantidad de azúcar que los adultos, se hace obvio que ellos también deben cuidar su higiene bucodental desde que son bebés. Existen cepillos y pastas de dientes adecuadas para cada edad. Consulta a tu odontólogo si tienes dudas de cuál debe emplear tu hijo.
- Las encías no se cepillan. Todos los higienistas dentales es que los dientes se cepillan desde la encía, con movimientos rotacionales que empujan la suciedad hacia afuera, ya que la mayor parte de la placa se acumula justo en la zona en la que la encía y el diente se unen.
- Los cepillos de cerdas duras y los enjuagues fuertes limpian mejor. Cada persona necesita un tipo de cepillo y un enjuague diferente que se adecúe a sus características, pero en rasgos generales, cuanto más blandas sean las cerdas y menos agresivo sea el colutorio, mejor, ya que se evitarán posibles daños de erosión y desgaste dental.
Sara Márquez Sánchez
Licenciada en Odontología por la Universidad Alfonso X El Sabio de Madrid, Máster en Periodoncia, Implantología y Cirugía Bucal por la Universidad de Alcalá de Henares-Institución Universitaria Mississippi. Más información
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